Durante la mayor parte de su historia, la finca funcionó como un cortijo agrícola, albergando una huerta de más de 25,000 m² distribuida en una serie de bancales abastecidos por pequeños acueductos y delimitadas por muros de piedra. La huerta era un lugar de molienda para cereales y trigo, lo que justifica la presencia de una era de piedra de más de 200 años de antigüedad.

Hoy en día, los jardines forman un ecosistema único, reconocido y premiado por expertos nacionales e internacionales, con más de 125 especies botánicas, incluyendo algunos ejemplares centenarios. Son espacios naturales llenos de luz y color, ideales para disfrutar de un paseo de cuento e idóneos para albergar eventos inolvidables.